“Vosotros sois un vicio”, gritaba el puertorriqueño Ricky Martin a su público en plena cuenta atrás del concierto más esperado del verano en Cádiz y prácticamente en toda la provincia de la mano del ciclo Música del Mar. Había que resarcirse por no haber acudido a verlo a Sevilla el año pasado y, después de más de dos décadas sin pisar suelo gaditano, lo normal fue lo que se vio la noche del viernes en el muelle.
Para sus fans era el planazo perfecto para despedir agosto. Sus seguidores aún no lo sabían, pero la noche “mágica” no se alargaría poco más de 90 minutos en los que el artista no paró ni un segundo ni de bailar, ni de cantar ni de cambiarse de vestuario.
He perdido la cuenta, pero contando desde la chaqueta marinera con la que desató la locura haciendo su aparición en el escenario al ritmo de María, un clásico que aguanta todo lo que le echen, a la blanca, el kimono negro, la camiseta pegada negra con la que subió la temperatura, y hasta ¡una bata! de seda y dorada, pero al fin y al cabo una bata, -solo él puede permitírselo- para cantar una de sus canciones favoritas, Vuelve, debía de haber mínimo una decena de modelos distintos. Lo de que se sentía “como en casa” era literal, aunque seguramente durante su actuación se acordó demasiado del levante, que no le facilitó demasiado las cosas.
Después de tantos años moviendo las caderas como nadie el repertorio es bastante generoso, pero Martin se cuidó mucho de que nadie echara de menos alguno de sus grandes éxitos, que a excepción de varias baladas, suelen coincidir con sus temas más pegadizos, que también cantó en inglés...y a las pruebas me remito: Livin’ la vida loca, She bangs, Shake your bon-bon, Drop it on me, Love you for a day...
El público enloquecía y daba igual que retrocediera a años atrás con Mueve Tu Culo, Jaleo, Bomba o La Copa de la Vida, o llegara el turno de las más actuales como Sube la adrenalina -he de confesar que en esta canción eché de menos a la incombustible Jennifer López-. Eso sí, con Vente pa'ca me ocurrió justo lo contrario; me olvidé completamente de Maluma.
Pero el espectáculo tremendamente visual que se montó el cantante internacional sobre el escenario, al que ayudaron las coreos de un grupo de nueve músicos y seis bailarines, también tuvo momentos más intimistas, como el que protagonizó con Lamari de Chambao, su telonera, que volvió a subir al escenario a cantar Tu recuerdo, uno de los temas más bonitos del puertorriqueño.
Después llegó Fiebre, su último éxito. Banderas de Alemania, Francia, Bolivia, Argentina y la de Puerto Rico, que también lució en una de sus cazadoras, ondearon durante todo el show. Un show que todos querían estirar al máximo. A las doce y siete minutos de la noche con La Mordidita y la lluvia de confetis, llegaba la hora de irse y todos queríamos más. "Os quiero mucho", decía Ricky Martin tras un intenso viaje en el tiempo un día antes de despedir su gira por España.