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Jueves 05/12/2024
 

La tribuna de Viva Sevilla

Metro, ¿el principio de un nuevo discurso?

Alejandro Cuetos valora la declaración del alcalde, Juan Espadas, de que se construyan tramos en superficie de las líneas pendientes del Metro.

La ampliación del Metro viene siendo en las últimas décadas una especie de serpiente de verano, que nuestros munícipes emplean cuando parece que se lleva mucho tiempo sin hablar de ellos en los medios. Podría caerse en la fácil interpretación de que las últimas intervenciones del alcalde,  Espadas, caería en esta categoría.

Pero, ¿por qué no imaginar que hay más enjundia detrás de sus declaraciones?  Espadas refrendó, como no puede ser de otra forma para un alcalde de Sevilla, la apuesta ineludible por una serie de infraestructuras, entre ellas el Metro. Pero introdujo un matiz novedoso, defendiendo la posibilidad de que no necesariamente sean completamente subterráneos todos los kilómetros de Metro que se construyan a partir de ahora.

Y eso no solo es nuevo, es una herejía en la religión oficial de Metro subterráneo sí o sí que ha defendido la élite política, empresarial y periodística sevillana. Muestra de ello es la furibunda reacción del portavoz de la oposición, Beltrán Pérez, clamando contra el “engaño” del alcalde y dejando claro que una red subterránea de Metro es irrenunciable e innegociable.

¿Qué ha pasado?¿Un cruce de declaraciones sobre un proyecto que no avanza? No estará de más señalar aquí que el compromiso de la nueva Junta para el Metro de Sevilla está en 350.000 euros en los nuevos Presupuestos. Es casi como decir nada para un proyecto de este calibre. O quizá Espadas está comenzando a verbalizar lo que algunas organizaciones llevamos diciendo hace muchos años en público, e incluso hemos oído a políticos y representantes de colegios profesionales en privado, que un Metro subterráneo es muy caro, que no sería rentable (como no lo es la línea 1), y que hay que pensar en otra solución para la accesibilidad y la movilidad en el área metropolitana. Porque no olvidemos que ese es el problema.

La pregunta que debería centrar el debate es ¿cómo garantizar una accesibilidad de las personas a los servicios (empleo, culturales, comerciales, ocio, educativos, sanitarios, etc ...) en el área metropolitana  en un esquema de movilidad sostenible?

Aquí hay un debate subyacente: si el actual modelo de crecimiento de la ciudad es compatible con cualquier esquema de movilidad sostenible o razonable. La proliferación de grandes superficies comerciales en la periferia  nos servirá de excusa para hablar de esto en los próximos años. Pero incluso haciendo abstracción de esta parte del problema, éste es un debate que a la sociedad civil sevillana se le ha burlado en los últimos años, porque se le ha dicho Metro subterráneo sí o sí, o nada. Y en los últimos 40 años ha sido casi nada.

Como se ha señalado en otros sitios, por mucho que se hable de superación de marcas anuales, la línea 1 del Metro de Sevilla es ruinosa para la ciudadanía que paga impuestos, no para la empresa concesionaria, altamente subvencionada por la Junta. Y cualquier línea que se haga bajo los mismos parámetros seguirá siendo no rentable, dada la población y número de desplazamientos que se producen en el área metropolitana de Sevilla.

Y como parece que el alcalde Espadas quiere al menos intentar algo, pues está empezando a plantear la necesidad de buscar una solución más barata, que pasa por abandonar la idea del Metro subterráneo. Pero esa idea está muy arraigada en el subconsciente de la ciudad, así que mejor ir poco a poco, planteando "algunos tramos en superficie". Es la primera vez que alguien con poder en la ciudad plantea el debate sobre el cambio de idea, de abandono del mito, públicamente, y eso hay que reconocerlo y agradecerlo. Pero se ha quedado corto.

El problema de la accesibilidad en el área metropolitana lleva muchos años atascado y necesita una solución. Y esa solución debe pasar por un análisis global y sensato del problema y de las posibles soluciones. Un análisis que debe ser público, trasmitiendo a la ciudadanía la realidad sobre los números del Metro y la necesidad de buscar soluciones alternativas. Estas soluciones probablemente pasen por establecimiento de líneas de autobús rápido en plataformas reservadas, y quizá por algunas soluciones tranviarias en trayectos concretos.

En las últimas declaraciones de Espadas algo así se comienza a vislumbrar, un cambio de discurso donde se apuntan soluciones más pragmáticas, aunque queda un largo recorrido en la evolución de su discurso. El siguiente paso quizá podría ser dejar de hablar de Metro y ponerse a hablar de una solución integral a la accesibilidad de la ciudad, con múltiples ingredientes. Entendemos que va a ser difícil, que no se lo van a poner fácil para tal cambio de discurso. Pero si quiere que su mandato sirva para algo, debe intentarlo.

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