La temporada de deshielo de este año en el Océano Ártico comenzó explosiva, pero se desaceleró en junio y ya es poco probable que marque un récord histórico en la extensión mínima de este verano.
“Aun cuando es probable que no vayamos a tener un mínimo histórico, el hielo marino no muestra ningún tipo de recuperación. Todavía está en una continua disminución a largo plazo”, dijo Walt Meier, un científico del hielo marino en el Centro Espacial Goddard de la NASA. “Es sólo que no va a ser tan extremo como otros años, debido a que las condiciones climáticas en el Ártico no han sido tan extremas”.
“Hace una década, la extensión del hielo del mar de este año habría establecido un nuevo récord mínimo y por una buena cantidad Ahora, estamos acostumbrados a bajos niveles de hielo marino. Es la nueva normalidad”.
La cubierta de hielo marino de este año de los mares de Barents y Kara al norte de Rusia se despejó pronto, en abril, exponiendo la superficie de las aguas oceánicas a la energía del sol semanas antes de lo previsto. El 31 de mayo, la extensión de la cobertura de hielo marino en el Ártico era comparable a la de final de junio en los niveles promedio. Pero el tiempo en el Ártico cambió en junio, y desaceleró la pérdida de hielo marino. Un área persistente de baja presión atmosférica, acompañada de nubosidad, vientos que dispersaron hielo y temperaturas más bajas de lo normal no favorecieron el deshielo.
La tasa de pérdida de hielo remontó de nuevo durante las dos primeras semanas de agosto, y es ahora mayor que el promedio para esta época del año. Un fuerte ciclón se está moviendo a través del Ártico, similar al que se produjo a principios de agosto de 2012. Hace cuatro años, la tormenta causó una pérdida acelerada de hielo durante un período en que la disminución de hielo marino se está desacelerando habitualmente ya que el sol se pone en el Ártico. Sin embargo, la actual tormenta no parece ser tan fuerte y el hielo resulta menos vulnerable que hace cuatro años, dijo Meier.
“Este año es un buen caso de estudio en mostrar cómo de significativas son las condiciones climáticas del verano, especialmente en junio y julio, cuando hay 24 horas de luz solar y el sol está alto en el cielo en el Ártico”, dijo Meier. “Si se obtiene la condición atmosférica requerida durante esos dos meses, realmente se puede acelerar la pérdida de hielo. Si no, se puede reducir la velocidad de fusión cualquiera que fuese su impulso previo”, añadió.
Así, este científico opina que nuestra capacidad de predicción en mayo de ese mínimo de septiembre es limitada, porque la capa de hielo marino es sensible a las condiciones atmosféricas a principios-mediados del verano, y no se puede prever el tiempo de todo el verano”.