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Refugiados kokang en China precisan de techo y comida ante época de monzones

"No tenemos ni idea de hacia dónde ir, porque ni el gobierno chino ni el ejército nos dejan avanzar al interior de China y los conflictos continúan"

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Las decenas de miles de refugiados de la minoría kokang que se encuentran en la frontera de China con Birmania huyendo del conflicto entre las guerrillas y el ejército birmano en ese país necesitan a día de hoy con urgencia techo y comida ante la inminente llegada de la estación de monzones.

"No tenemos ni idea de hacia dónde ir, porque ni el gobierno chino ni el ejército nos dejan avanzar al interior de China y los conflictos continúan", dice a Efe un refugiado kokang apellidado Li que se encuentra en Mai Di Ho, donde hay un campamento improvisado en un punto fronterizo de la provincia de Yunnan (suroeste).

Li se comunica por teléfono desde el campamento, situado en una zona a la que las autoridades chinas restringen el paso a periodistas por "motivos de seguridad", según afirmaron a Efe los soldados de un control militar de la carretera que une las ciudades de Lincang y Nansan, esta última la más próxima a la frontera con el norte de Birmania (Myanmar), donde tienen lugar los enfrentamientos.

El de Mai Di Ho es uno de los muchos lugares de concentración de refugiados kokang a lo largo de la frontera, y Li calcula que en él hay alrededor de 5.000 personas, de un total de entre 50.000 y 100.000 birmanos que se estima que han cruzado al país asiático desde que estalló la violencia a comienzos de febrero.

Tras más de un mes prácticamente a la intemperie en una zona montañosa y sólo cobijados en tiendas "que hemos comprado o fabricado nosotros mismos", la mayor preocupación de Li ahora es cómo afrontar la estación de fuertes lluvias que llegará en 20 días, y cómo transportar y almacenar la comida cuando se marchen.

"Necesitamos espacios donde podamos almacenar la comida. Necesitamos ayuda", relata Li a Efe, y narra la dificultad de trasladar los alimentos cuando una bolsa de 40 kilos de arroz sólo sirve para alimentar a 10 refugiados durante una semana.

Desde Nansan, a poca distancia de Mai Di Ho, un ciudadano chino que se identifica por su apellido, Chen, cuenta a Efe que miles de refugiados se cobijan a las orillas del río Nanpan, por el que pueden cruzar de vuelta a Birmania.

"Los que tienen más dinero alquilan casas o habitaciones de hotel por aquí", añade.

Chen destaca que en Nansan son algunas ONG, el gobierno chino y los voluntarios los que donan comida y techo a los refugiados, como Zhu Hewen, oriundo de esa remota localidad y quien asegura a Efe que de vez en cuando les lleva "comida, mantas y otras cosas básicas".

Otro voluntario de la comunidad kokang que prefiere guardar el anonimato destaca a Efe que "los refugiados van moviéndose por la frontera según avanza la guerra".

En su opinión, "la Cruz Roja de China se ocupa del 10 por ciento de la asistencia" a los refugiados y el resto lo llevan a cabo "voluntarios y comunidades de la zona", por lo que apremia a que aumente la ayuda.

En teoría, la gestión de los refugiados kokang depende sólo del gobierno chino, ya que de momento éste no ha respondido a la petición del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de iniciar una misión de ayuda en la zona.

Así lo asegura a Efe la delegación de esa agencia de la ONU en China en un comunicado, en el que añade que "en los incidentes previos las autoridades chinas y los propios ciudadanos han ayudado a los refugiados sin pedir ayuda a ACNUR".

El último episodio de violencia entre la minoría kokang y el ejército birmano ocurrió en 2009, cuando también decenas de miles de refugiados buscaron asilo en China, circunstancia más visible pero no la única de las implicaciones del país asiático en el conflicto.

Cerca de un 90 por ciento de los kokang son de etnia han, como la mayoría de los chinos, habla mandarín y se comunica a través de redes sociales y líneas telefónicas chinas, las únicas que llegan a su región autónoma homónima, que hasta finales del siglo XIX perteneció a la actual segunda economía mundial.

Los rebeldes kokang de la Alianza Democrática Nacional de Birmania (MNDAA) luchan en principio por obtener más derechos y autonomía de Birmania, que a su vez señala a China por no hacer suficiente para frenarlos y de dar asilo a líderes de las guerrillas.

No obstante, Pekín lo niega y se muestra reacio a involucrarse más en el conflicto, por lo que de momento se limita a reforzar la presencia del ejército en la zona fronteriza y a asistir a los refugiados, que a su vez ahora reclaman más ayuda.

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