La Policía de Amarillo, en el norte de Texas (EEUU), abatió hoy a un empleado de la cadena de supermercados Walmart que había tomado a dos compañeros como rehenes en el almacén en el que trabajaba.
"El sospechoso fue abatido por el equipo SWAT (operaciones especiales) de la Policía de Amarillo y parece estar muerto. Los rehenes están a salvo", informó la institución en un breve comunicado sin más detalles.
El hombre, identificado como Mohammad Moghaddam, de 54 años, se había atrincherado durante casi dos horas en el interior del establecimiento con el encargado del negocio, Glen Jones, y otro compañero como rehenes.
Al parecer, Moghaddam estaba furioso con su superior, ya que este le había negado un ascenso, lo que haría del incidente una disputa laboral según las autoridades.
De acuerdo con la Policía, Moghaddam irrumpió en el centro antes del mediodía y, tras realizar uno o dos disparos, tomó a los rehenes y se atrincheró con ellos en una oficina.
Las autoridades desalojaron entonces el Walmart y un equipo SWAT (brigadas policiales que usan tácticas militares en operaciones de alto riesgo) rodeó a los implicados.
Acto seguido, uno de los rehenes logró huir y Moghaddam salió tras él arma en mano cuando dos de los uniformados le dispararon y le causaron la muerte.
La toma de rehenes generó alarma en una sociedad conmocionada por la matanza hace apenas dos días de 49 personas en la discoteca Pulse de Orlando (Florida), el mayor tiroteo de la historia de Estados Unidos y el peor ataque terrorista desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en este país.
El presunto autor de los disparos en Orlando, un estadounidense de origen afgano, había jurado lealtad al grupo yihadista Estado Islámico (EI), aunque las investigaciones apuntan a que no tenía ningún vínculo directo con la organización terrorista sino que actuó en solitario.
El presidente estadounidense, Barack Obama, calificó el ataque de "acto de terrorismo y odio", e insistió en la necesidad de endurecer la legislación para el control de las armas de fuego.