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Miércoles 27/11/2024
 
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García Montero se sienta en el banquillo acusado de ?injurias?

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El poeta y profesor de la Universidad de Granada Luis García Montero manifestó ayer que al escribir un artículo periodístico donde cuestionaba a un compañero de su Departamento, quien le acusa de injurias graves, sólo pretendía contestar a unas opiniones que provocaban “sectarismo y dogmatismo” en el alumnado.
García Montero, que se sentó ayer en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 5 de Granada, negó que tuviera un “ánimo de ofensa personal” al profesor José Antonio Fortes, que le pide una indemnización de 60.000 euros, y que únicamente quiso responder a unos planteamientos “muy desorientados e injustos”.
En este sentido, comentó que Fortes, además de cuestionarle a él mismo en aspectos personales y con ataques hacia su familia y su labor literaria, decía en sus clases que Federico García Lorca era un fascista o que Francisco Ayala fue un aliado del franquismo.

“Creí que había que contestar esas opiniones porque afectaban al alumnado”, comentó el escritor, quien aseguró haber sufrido una “persecución” desde hace años por parte de su compañero, con el que había tenido un incidente previo en una reunión del Departamento de Literatura Española antes de publicar un artículo en El País.
En dicha reunión, celebrada en septiembre de 2006 y en la que precisamente se iban a tratar diversos aspectos relacionados con el premio Internacional Federico García Lorca-Ciudad de Granada, el poeta admitió que “estalló” y que llegó a encararse con el profesor Fortes.

De hecho, según declaró ante el juez Miguel Ángel Torres, poco antes éste último al parecer le había responsabilizado indirectamente del suicidio del también poeta Javier Egea, lo que empeoró la situación.
Tras esa reunión, dijo García Montero, se celebró otra en la que pidió excusas al Departamento por lo sucedido y, posteriormente, escribió el ya citado artículo periodístico en el que, guiado por la libertad de expresión, calificó a Fortes como “perturbado” y sugería a la Universidad que lo pusiera “en su sitio”.
Por su parte, el denunciante, que ejerce la acusación particular y que declaró como testigo, recordó que García Montero le llamó, entre otros insultos, “hijo de puta” y le dijo que nunca había tenido ideas, al tiempo que negó que le cuestionara a él o a otros literatos en sus clases.

Durante la vista oral, que se celebró durante buena parte del tiempo a oscuras debido a un problema eléctrico, también tuvo lugar la declaración de otros doce testigos, en su mayoría compañeros del Departamento de Literatura Española y antiguos alumnos de los dos implicados.

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