Ya llegó el año 2023, el año nuevo que como en las pasadas anualidades ha iniciado sus días, digamos que de manera rebelde. Me explico, en estas Navidades la mayoría de las felicitaciones hablaban amor, dinero y, sobre todo, de salud, para este año nuevo, entre ellas las que mandaba yo que he pedido para todos mis conocidos que la buena salud no nos falte en todo el año. Pero este 2023 va a su bola y se ve que no hace caso a lo que deseamos en este comienzo y me ha regalado este magnífico producto, que parece tiene denominación made in China, llamado COVID. Eso sí, un Covid de los de la nueva época. Y es que ahora te pones con una congestión nasal y te haces la prueba, por si acaso. Ante la curiosidad de saber si los dos estornudos son del virus chino, te pones el palito en la nariz y ahí cuando sientes que empieza a salir la punta del palito por la oreja lo sacas y lo pones en ese cacharrito diabólico y hay alguien que te dice “dos rayitas”. La primera impresión cuando oyes eso es que te están invitando a una fiesta, pero no, lo que te quiere decir es que has dado positivo en el virus de moda, que debes mantener la mascarilla, habitaciones aireadas y no juntarte con las personas mayores que hay a tu alrededor.
Pues desde el día 2 estoy dando “positivo”, estoy encerrado en mi casa cuando me encuentro mejor que nunca, pero en cuarentena para no contagiar a nadie, me veo todas las series del Netflix y contesto las llamadas de teléfono a aquellos que me piden algo de mi labor profesional emplazándoles a después del 23 de enero que es cuando regreso de mis vacaciones. Ah, que eso no lo había dicho, sí, sí, a todo esto, además estoy de vacaciones, unas estupendas, maravillosas e inolvidables vacaciones coviteras.
Cuando recibí el mensaje de que esta semana había Viva, me puse a pensar, “¿de qué escribiré esta columna?”, “¿de los regalos de reyes?”, “¿de mis apasionantes experiencias vacacionales?”, “¿de las juergas de estos días?”..-, pues no ,la escribo del Covid, que parece vuelve a recobrar vigencia, porque no sé qué hacen en China que ya no mandan ositos dorados con la manita que sube y que baja, sino que ahora exportan virus que te encierran en tu casa. Bueno, después de todo, tampoco hay que ser pesimista, al menos el virus lo pasamos con “salud” en casa y después de lo que hemos dejado atrás no nos podemos quejar, tal vez por esa forma de pensar que tengo me cueste tanto que el cacharrito del palito deje de decirme que soy positivo, pero es que no soy de los que dicen lo que no piensa.
Espero que las Navidades y el comienzo de año haya sido mejor para todos vosotros que para mí, que además el reintegro de la Lotería de Navidad lo cambié por un décimo del Niño y como ya decían los mayores, el Niño lo que traen son gastos. Así que en este año he perdido el bonito galardón de haber evitado el covid durante todo este tiempo, pero es que todo tiene su principio y su fin así que seguiré esperando que el taladro de la varilla decida que yo, con una rayita, ya voy bastante puesto, y pueda “disfrutar”, aunque sea de una semana de mis vacaciones, que desde hoy he decidido que no las voy volver a coger en diciembre, porque no están siendo de muy grato recuerdo. Feliz año y ponerse la mascarilla que cualquier día de esto nos vemos en la calle.
