Agentes de la Policía Nacional evitaron en la noche del 3 de diciembre que una persona se ahogara en la desembocadura del río Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), después de que la embarcación en la que navegaba sufriera una avería y se hundiera a consecuencia del fuerte oleaje.
En una nota de prensa, la Policía Nacional explica que los agentes se lanzaron al agua para rescatar al joven, que llevaba varias horas en el agua y presentaba hipotermia, logrando finalmente alcanzar la orilla después de un gran esfuerzo físico debido a las condiciones de la zona.
Sobre las 22,00 horas del día 3, la Sala Operativa del 091 de la Comisaría Local de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) recibió las llamadas de varios vecinos de la playa del Espíritu Santo, quienes, entre la oscuridad, habían escuchado gritos de auxilio provenientes del cauce del río Guadalquivir.
Hasta el lugar se desplazaron urgentemente dos dotaciones policiales pudiendo constatar que en el río, a unos cien metros de distancia, se apreciaba "una tenue luz" y se escuchaban "gritos lejanos pidiendo auxilio y gritando socorro".
Las dotaciones policiales requirieron a la Sala Operativa del 091 que alertara a cuantas instituciones y servicios disponen de medios de rescate acuáticos, "resultando tal rescate infructuoso, al parecer, porque las condiciones orográficas de la zona no lo permitían".
Descartadas todas las opciones de auxilio, y al escuchar los gritos de un joven que manifestaba no poder mas, los agentes se desprendieron de su uniformidad y se lanzaron al río Guadalquivir, nadando en la oscuridad hasta el punto desde el que se proferían los gritos de auxilio.
"ATERIDO DE FRÍO"
Aun con poca visibilidad, los agentes localizaron finalmente a un joven, de unos 29 años de edad y natural de Chipiona, "totalmente exhausto, sin movilidad en sus piernas y aterido de frío porque se encontraba desde hacía varias horas en el agua intentando ganar la orilla".
El joven había salido en una embarcación de pesca en compañía de un amigo y, cuando retornaban a puerto, la embarcación sufrió una avería "quedando sin gobierno y a la deriva hasta que, finalmente, en la zona de la Barra y como consecuencia del fuerte oleaje, empezó a zozobrar hundiéndose unos minutos mas tarde".
Uno de los agentes retornó hasta el vehículo policial para tomar el kit de rescate, mientras que los otros dos funcionarios arrastraron al joven por sus propios medios hasta una pequeña embarcación de madera situada en una zona de amarras próxima.
Tras unos minutos de descanso y viendo que el estado de salud del joven empeoraba por hipotermia, los tres funcionarios manifestaron al joven las nulas posibilidades de rescate acuático, instruyéndole sobre la necesidad de volver al agua para ganar a nado la orilla.
Los policías nacionales, "con gran esfuerzo, exhaustos y al límite de sus fuerzas", ganaron finalmente la orilla con "una importante deriva" como consecuencia de las mareas y saliendo con el rescatado de entre el fango del fondo de la desembocadura del río.
TRASLADO AL HOSPITAL
En la orilla, el resto de funcionarios policiales en servicio socorrieron al naufrago, le quitaron la ropa y lo cubrieron con sus uniformes, manteniendo la conversación para que no perdiera la consciencia.
Como las condiciones orográficas de la zona tampoco permitían el acceso de los servicios sanitarios, el traslado fuera de la playa fue realizado en un todoterreno de la Guardia Civil y posteriormente hasta el hospital Virgen del Camino, donde el joven quedó ingresado en observación y los agentes fueron asistidos de sus heridas.
El rescatado reconoció "la profesionalidad y valentía" de los funcionarios de policía, consciente de que de no ser por la decisión de los agentes hubiera muerto en el agua bien por hipotermia o por ahogamiento.
Los funcionarios pudieron conocer igualmente, por manifestaciones de los agentes de la Guardia Civil, que habían detectado que el segundo de los náufragos había ganado la orilla por sus propios medios a la altura de la playa de Las Piletas.
En el momento del naufragio, la embarcación se encontraba en la desembocadura del río Guadalquivir en la zona denominada 'La Barra o Broa' de Sanlúcar, un lugar donde con condiciones de bajamar y calado mínimo no es posible la navegación.
Los agentes se lanzaron al Guadalquivir con un viento de componente oeste, con fuerte oleaje y un coeficiente de marea viva en torno a un grado, saliendo a la orilla por una zona de playa "absolutamente prohibida para el baño, azotada por fuertes mareas, con un fondo fangoso producto de los sedimentos arrastrados por el río y plagada de piedras cortantes".