En un solemne acto celebrado en el Auditorio de La Merced, la comunidad de Clarisas Franciscanas del convento de Regina Coeli y la empresa Picos San Rafael han recibido la Insignia de Oro de la Ciudad con motivo de la festividad de san Lucas, patrón de la ciudad.
A la celebración del Día de la Ciudad han asistido miembros de la Corporación Municipal y representantes de diversos estamentos de la localidad, que han querido sumarse así a este homenaje a la comunidad de monjas, que lo recibe al cumplirse 500 años de su presencia en Sanlúcar, y a la mencionada empresa familiar sanluqueña, que cumple 80 años.
El alcalde, Víctor Mora, les hizo entrega de la Insignia de Oro de Sanlúcar, y el primer teniente de alcalde, Javier Porrúa (Cs), de una reproducción del Privilegio de la ciudad. La propia comunidad de clarisas y Miguel Évora pusieron la música al acto.
El alcalde, en su intervención, comenzó recordando que Sanlúcar se encuentra inmersa en la celebración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, subrayando que “pocas son las ciudades cuya historia local se funde con la historia universal y nosotros tenemos el honor de ser una de ellas”.
Mora señaló que se trató de “una gesta única que cambió de una vez y para siempre la visión que teníamos del planeta, demostrando la redondez de la tierra y facilitándonos un intercambio de culturas, costumbres”.
“En la divulgación de este capítulo de la historia universal estamos trabajando para que forme parte de la nuestra, como comunidad, como conjunto social y como ciudad”, dijo.
Los cinco siglos de ese episodio coinciden con los 500 años en la ciudad de la comunidad de las Clarisas Franciscanas de Regina Coeli. El alcalde hizo un breve repaso por la historia de esta comunidad en Sanlúcar, que llegó en 1519 desde Baeza, y explicó que el contexto histórico de la llegada de la congregación de las clarisas está estrechamente unido a la primera vuelta al mundo y a los viajes transoceánicos.
“Estos conventos servían de refugio y alojamiento a numerosos religiosos y religiosas que pasaban tiempo en la ciudad esperando embarcar y partir hacia el nuevo mundo”, explicó. El actual convento se construyó en 1609, encargado a Alonso de Vandelvira. “No sería casualidad por tanto, la similitud entre conventos de esta orden a uno y otro lado del océano, construidos a imagen y semejanza del sanluqueño convento de Regina”, apuntó.
“Una de las consecuencias de la expedición de Magallanes y Elcano fue abrir nuevas rutas, nuevos mercados y nuevos olores y sabores. Olores y sabores que también caracterizan, desde hace 80 años, a la empresa sanluqueña Picos san Rafael”.
Creada en 1939 por Francisco García Cuevas “lleva ocho décadas alegrando las mesas de Sanlúcar y de muchos puntos de España donde sus picos de aceite tienen sobrado reconocimiento”, apuntó.
En los años 50 y tras el fallecimiento de Francisco, sus hijos se hicieron cargo de la empresa, siendo finalmente Rafael el que con el tiempo continuara con el negocio familiar. En la actualidad trabajan una decena de personas, y al frente se encuentran una hija de Rafael, Caridad María, y una cuñada de ésta, María José, de manera que la empresa sigue manteniendo su carácter familiar “y estoy seguro de que con estas dos mujeres al frente, la empresa seguirá creciendo”, dijo Mora.
Tras justificar la concesión de estos honores locales, Víctor Mora finalizó su intervención destacando que “tenemos una tierra maravillosa, que cada vez atrae a más turistas que caen rendidos a ella, ante nuestra gastronomía, nuestra historia, nuestra cultura, nuestras carreras, pero ante todo, ante el carácter de nuestra gente. Gente trabajadora y luchadora como las que hoy homenajeamos”, dijo.
“Decía María del Carmen Duarte que ‘el carácter acogedor del sanluqueño actual igual pueda deberse a que ha estado acostumbrado a lo largo de la historia a acoger a gentes de muy diversas nacionalidades’. Sigamos siendo acogedores y sigamos poniendo en valor el potencial que tenemos, y os pido que lo hagamos todos y todas juntos”, finalizó Víctor Mora.
