El
candidato de IU al Ayuntamiento de Sevilla en las próximas elecciones municipales,
Ismael Sánchez, ha asegurado que en el proceso de búsqueda de una
lista unitaria “el problema no puede ser el nombre”, en referencia a las marcas políticas de IU, Podemos o Adelante Sevilla, sino en “
tener la voluntad necesaria para concurrir, no sólo partidos, sino también la ciudadanía, que se incorporen también
plataformas” como las de Barrios Hartos, la del Ficus de San Jacinto o Nosotros somos Sevilla.
Sánchez, que consiguió el
respaldo de más del 96% de la militancia de las nueve agrupaciones de IU, ha asegurado en
Noticias 7 Sevilla que su formación
“no va a poner líneas rojas ni imposiciones” y que va a aportar “
nuestro patrimonio organizativo y nuestra experiencia de gobierno”, recordando que “dimos un giro” cuando cogobernaron en Sevilla en vivienda pública, carriles bici, presupuestos participativos o cláusulas sociales en los contratos, apuntando que también el resto de partidos y entidades vecinales
tienen “gente con solvencia política y experiencia”, aunque tienen “tiempos” diferentes.
“Lo importante es que seamos
capaces de dejar fuera las diferencias”, apuntando que “no es importante la denominación, fórmulas jurídicas hay muchas” ya que lo que se busca es que se incorporen a una candidatura “
netamente de izquierdas y que busca solucionar los problemas de la gente”, insistía.
Además, también ha asegurado él está
dispuesto a encabezar esa candidatura con
“ilusión y fuerza”, junto a los 40 hombres y mujeres que aporta IU, apuntando que “
si tiene que ser en otro puesto, también está a disposición”.
Para Ismael Sánchez la
prioridad está en el “
cambio de modelo productivo”, algo que a su entender “
no es algo abstracto”, ya que se está perdiendo tejido productivo, la economía se sostiene casi con el turismo o el sector servicios, que genera “empleo inestable, precariedad y temporalidad” y hay que evitar que Sevilla se convierta “en un parque temático”.
A su entender, el
PSOE de Antonio Muñoz sigue favoreciendo el
mal desarrollo turístico, como el PP, sin acceso a la
vivienda en el centro, pero también en la periferia, sin
planes de empleo y sin tampoco hacer de
intermediario con otras administraciones para garantizar derechos consolidados, como los servicios sociales, la educación o la salud.