El Ayuntamiento de Estepa (Sevilla) ha sido condenado a indemnizar en 9.951 euros a una mujer que recibió el impacto de un caramelo en un ojo durante la Cabalgata de Reyes del 2009, por su responsabilidad al permitir actos agresivos por parte de los chicos que ocupaban las carrozas.
Una sentencia del juzgado de lo Contencioso 7 de Sevilla, a la que ha tenido acceso Efe, dice que la perjudicada P.F.F. se encontraba sobre las 18.30 horas del 5 de enero del 2009 presenciando la cabalgata de Reyes en la avenida de Andalucía de Estepa cuando recibió el golpe de un caramelo en el ojo izquierdo, que le provocó una contusión.
El abogado de la mujer, José Manuel Blanca, argumentó que los ocupantes de las carrozas, chicos de entre 15 y 18 años, se dedicaban a "lanzar caramelos de una forma manifiestamente violenta, de uno en uno, en un claro juego de tiro al blanco del espectador".
La juez considera demostrado que es responsabilidad del Ayuntamiento que la cabalgata se desarrolle dentro de los "estándares de seguridad exigibles conforme a la conciencia social", por tratarse de un acto público "organizado por la Administración y dedicado al disfrute y agrado de las personas".
Concurre en este caso el "nexo causal entre el funcionamiento del servicio público y el accidente y lesiones" sufridos por la reclamante, a la que, según la juez, no se podía exigir que se marchara del lugar al ver "la violencia con la que se lanzaban los caramelos, pues se trataba de un acto donde se concentran gran cantidad de personas, tanto adultos como niños".
La organizadora está obligada a velar para "evitar situaciones peligrosas o de riesgo para las personas", afirma la sentencia.
La mujer, según los hechos probados, sufrió una contusión ocular por la que estuvo de baja del 6 al 30 de enero, por lo que la sentencia le aplica el baremo para accidentes de tráfico y fija la indemnización en 9.951 euros, a lo que se unirán los intereses legales.
La juez se basa en el relato de dos testigos que relataron que estaban viendo la cabalgata y que los chicos de entre 15 y 18 años que ocupaban las carrozas lanzaban caramelos "tirando a dar y con muchísima fuerza" y que "los únicos caramelos que no se tiraban con fuerza eran los de las carrozas de niños pequeños o enfermos".
