¡Me sangra un huevo el escroto!
Aquello era como la mítica escena de la ducha de la gran Psicosis de Hitchcock… pero en color… Veo que me sigo desangrando
Maquinilla en mano derecha, me pongo de puntillas, arqueo las piernas para dejar hueco y con la mano izquierda trato de alisar en lo posible la piel que cubre mis genitales, que todo hay que decirlo, es mucha y cada año más flácida, menos tersa. Arqueo la espalda y nada más tocar el lado más oscuro