Ángel Rovira ha asumido el reto de pilotar Vox en la capital gaditana tras la marcha, hace un año y medio, del candidato a las elecciones locales, Francisco Martín, que rozó el concejal, pero no pudo conseguir tampoco en esta ocasión representación en la Corporación municipal. “La campaña que hizo Paco no estuvo mal, se tuvo mucha presencia en la calle”, valora Rovira, abogado, de 57 años, que formó parte de aquella lista y que en su juventud estuvo vinculado a Falange Española. “Pero nos perjudicaron Eugenio Belgrano e Ismael Beiro”, sostiene, dado que ambas formaciones dispesaron el voto de castigo a José María González, Kichi, e incluso el que “por querencia ideológica” tendría que haber sumado Vox.
Desde los comicios hasta ahora, admite, la formación ha bajado “al infierno”, de manera que “toca revivir el partido”. La fórmula que piensa aplicar es mantener reuniones con los afiliados, que se sitúan en torno a los 150, y simpatizantes para encontrar a gente “valiente y comprometida que quiera dar un paso” para asumir responsabilidad y luego “patearse la ciudad”. El objetivo que se marca en ese contacto directo con los vecinos es doble. Por un lado, mostrar que la formación está conformada por gente normal, sacudir de una vez los prejuicios en torno a las siglas. Por otro, conocer detalladamente los problemas de los ciudadanos y ofrecer soluciones reales y diferentes a la que está poniendo sobre la mesa el PP.
En este punto, sobre la gestión de Bruno García, al que no conoce personalmente pero del que su entorno destaca “talante moderado”, da una de cal y otra de arena. Rovira considera que, en términos generales, el equipo de Gobierno actual ha mejorado con respecto al anterior. Pero, agrega, “no era complicado después de las políticas desastrosas de Kichi”. Y, en esta línea crítica, acusa al alcalde de “tardar demasiado en poner en marcha sus compromisos”. De hecho, está convencido de que no los cumplirá en este mandato. Y, peor aún, lamenta que mienta a sus votantes, al abrazar decisiones heredadas de la izquierda como la regulación “radical” de las viviendas turísticas, que hay que controlar, pero sin perder de vista, matiza, que generan economía local, o la implantación de la Zona de Bajas Emisiones en el Casco Histórico, “prohibición de libertades que es una aberración”.
Cuestiona igualmente la política de vivienda y propone que la normativa eleve la renta para que las clases medias puedan optar también a viviendas de protección oficial y señala el recinto exterior de Zona Franca como espacio para hasta 2.000 nuevos pisos.
Finalmente, carga contra el Gobierno de Juanma Moreno, que se confunde con el PSOE, y lamenta que no apueste por la capital gaditana.
Todo ello, en el ámbito local y autonómico, más “las ganas de cambio” a nivel nacional, por el rechazo, en su opinión, que genera Pedro Sánchez, es una oportunidad para Vox en Cádiz, que Rovira está decidido a aprovechar. Las encuestas favorables para Santiago Abascal, por encima de los 40 diputados, también le da ánimos.
